🎙️ En el Programa 210 de Puck Ràdio 2.0, se desveló un detalle que, lejos de ser anecdótico, muestra la realidad del hockey hielo en España: gran parte de la plantilla sénior del Club Gel Puigcerdà depende de una furgoneta para poder entrenar y competir. Un vehículo que, semana tras semana, viaja desde Barcelona cargado de jugadores para que el equipo pueda completar sus sesiones en el Palau de Gel.
Un club de élite en clave amateur
El Puigcerdà compite en la máxima categoría nacional y se ha acostumbrado a luchar por títulos. Sin embargo, fuera del hielo, la realidad es la de un club que vive de la pasión y el compromiso de sus jugadores. Muchos de ellos estudian o trabajan en Barcelona, y la única manera de estar presentes en entrenamientos y partidos es subirse a esa furgoneta que conecta la ciudad con la Cerdanya.
Más que transporte: un espacio de equipo
Ese trayecto de dos horas no es solo logística: es un momento de convivencia, de bromas, de charlas tácticas improvisadas y, en muchos casos, el pegamento que une al vestuario. Como subrayaron los entrenadores, “sin la furgoneta no habría equipo”. La frase, medio en broma, resume bien la importancia de este recurso.
La otra cara del alto nivel
El contraste es evidente: mientras algunos rivales cuentan con estructuras más profesionales, en Puigcerdà el esfuerzo humano y logístico sigue marcando la diferencia. Los jugadores que llegan en la furgoneta son los mismos que se enfrentan a rivales reforzados con más fichajes internacionales, demostrando que el sacrificio no está reñido con la ambición deportiva. También para el otro equipo de pequeña ciudad pirenaica, el Club Hielo Jaca, ocurre lo mismo con los jugadores que estudian en Huesca, y para ello también tienen su propia furgoneta de renting.
Un ejemplo del hockey español
El caso de las furgonetas de Puigcerdà es también una metáfora del hockey en España: un deporte en crecimiento, sostenido por la pasión de sus protagonistas y la capacidad de improvisar soluciones donde faltan recursos. Lo que para otros clubes sería un problema, en Puigcerdà se ha convertido en una seña de identidad.
Conclusión
En tiempos de grandes proyectos y fichajes internacionales, recordar que un vehículo compartido puede ser la clave para mantener vivo un equipo de élite nos devuelve a la esencia del hockey hielo: esfuerzo, comunidad y pasión. La furgoneta de Puigcerdà no solo transporta jugadores; transporta sueños.
